lunes, 25 de febrero de 2013

Eterna Louise.



Bourgeois escondió, antes de su muerte, un secreto en la Provenza. En uno de los pueblos más entrañables y bellos de esta zona, Bonnieux, la capilla de un antiguo convento del siglo XVII fue una de sus últimas obras.
La fachada de este edificio es extremadamente simple: una puerta de madera encuadrada entre dos cipreses.
Dentro, unas pocas sillas de mimbre acompañan a una pila de agua bendita de mármol rosa esculpida con senos rosas que representa el alimento materno.



La capilla d’Ôr no necesita altar, sólo una cruz de bronce cuya traviesa horizontal son dos manos enormes: una crispada refleja el sufrimiento, y la otra, abierta, habla de la generosidad. Además el vestido místico de la capilla lo componen madonnas de tela, muñecos encerrados en campanas de cristal y un confesionario metálico lleno de objetos inspirados en su infancia. En una de las paredes, una de las arañas de bronce míticas de Louise muestra su protección benéfica. Es una espiritualidad diferente… para creyentes del arte.


La cámara adora a Louise Bourgeois.

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