lunes, 4 de marzo de 2013

Melancolía.


Erwin Olaf retrata escenas con una estética muy cuidada, creando atmósferas de soledad, de desesperación, siempre con un halo de melancolía y nostalgia. Parece que sus protagonistas estén esperando la llegada de algo o de alguien. O que hayan asumido que no va a venir.



Son especialmente conmovedoras aquellas en las que el retrato social está más presente, aquellas en las que Olaf se muestra más cercano a la soledad, a la indefensión de sus modelos. Tanto cuando se trata de retratos, como cuando refleja escenas a través de una cierta impostura, una cierta escenificación, nos acerca al personaje en su incomunicación y, pese a su formalismo, o quizá a causa del mismo, logra esa identificación que nos hace vibrar.


Cualquier fotografía de esta serie puede inspirar un relato, imágenes llenas de luz que son también historias sin terminar, inesperadas. Instantes que nos recuerdan la obra de Hopper. Seres solitarios encerrados en su vida cotidiana, rodeados de esos objetos mudos, esperando... ¿Qué?
 La cámara adora a Erwin Olaf.

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