viernes, 5 de abril de 2013

Se alquila.



Se busca local amplio, luminoso, dispuesto a que lo llenen de vida y de alegría.
Se busca un espacio donde poder hacer mil y una cosa. 
Poner una gran mesa, un confortable sofá. Colgar de sus paredes bellas fotografías.
Poder en él dibujar, soldar, recortar, soñar.




Se busca un cachito de suelo donde sentirse uno mismo, trabajar con las manos, sonreír, besarse.
Se busca una ventana por la que mirar.
Se busca una puerta a la que llamar.
Se busca un rincón donde divagar.

Es lo único que se busca para alquilar, ya que las pequeñas alegrías, ni se alquilan ni se venden.
Y alegrías ya hay muchas, sean grandes o pequeñas.
Se busca un lugar donde se conviertan en muchas más.



Cuando por fin se encuentran dos almas,
que durante tanto tiempo se han buscado una u otra entre el gentío,
cuando advierten que son pareja,
que se comprenden y corresponden,
en una palabra, que son semejantes,
surge entonces para siempre una unión vehemente y pura como ellas mismas,
una unión que comienza en la tierra y perdura en el cielo.
Esa unión es amor,
amor auténtico, como en verdad muy pocos hombres pueden concebir.
_Victor Hugo.


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